miércoles, 1 de abril de 2020

PARÁBOLA DEL PODER


El hombre poderoso se subió a la tarima. Desde allí, se aprestó a llenar los corazones encendidos de su público que esperaba de sus labios el peso de la verdad 

Hasta ese momento sus parlamentos retóricos y vacíos habían llenado los oídos de su gente con pintorescas palabras.

Pero algo pasó por su cabeza luego de que acontecimientos previos, lo convirtieran en un referente. Entonces, cargado de inspiración, pletórico de certezas como se creía, se vio de pronto pronunciando la palabra HAMBRE. Y sus labios solícitos, soltaron el vocablo, que voló hasta los oídos cautivos de sus espectadores. La palabra tomó forma. Creció en sus labios. Se derramó por su boca, que desconocía el sabor de lo que nombraba. Se hizo carne en su discurso y lo convirtió en un héroe.

Luego, cuando bajó del podio entre vítores y aplausos, su vanidad y poderío lo enfrentaron a la evidencia más amarga. Sintió que esa verdad en la que acababa de discurrir le era ajena por completo, se encontró vacío. Y pensó, cómo podía existir sobre este mundo algo que no le perteneciera.

Beatriz Fernández Vila

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