martes, 12 de octubre de 2021

CONQUISTA


Los barcos no preguntaron por mí 
en la tarde oscura de las orillas
lamieron con timidez el mar
hasta que un cormorán de asombro 
les gritó el primer sonido 
de estas tierras.

La savia temprana 
de cántaros y siembras 
trasmutó en horror 
y mi piel 
se entregó en sangre 
a la palidez de sus designios.

El dios de su creación
vomitaba la sinrazón de sus deseos.

No perseguían 
el vuelo de los pájaros
ni los manantiales
ni la luna.

En el metal de la codicia 
brillaron los ojos forasteros. 

Y los míos 
                 supieron para siempre
                 de las horas del desamor.
Beatriz Fernández Vila