lunes, 25 de abril de 2016

COMPLEX EFFECT FOR WOMAN


Terminaba de someterme al lifting instantáneo, con la milagrosa crema que me colocó la esteticista, y de acuerdo a lo prometido, de a poco fui sintiendo cómo  mis células maltratadas por agentes externos, iban logrando la turgencia que le provocaba el oro coloidal: último grito de la avanzada cosmetología, que arrasó con la ya vetusta baba de caracol.

Mientras subía al auto, percibí cómo mis piernas se favorecían, con la elasticidad que le otorgaban los microtensores subcutáneos, de la maravillosa emulsión que Marcia me había aplicado.

El sol era intenso, sus rayos activaban el filtro solar del tónico fortificante que acababan de colocarme, y entablaba una dura lucha con el retinol de la mascarilla regeneradora. De pronto sentí que las isoflavonas aumentaban la actividad celular, y toda mi cara pedía a gritos que la ayudara en semejante entuerto. Sabía que en el bolso tenía las compresas descongestivas que uso en estos casos. Pero poco pude hacer, porque recordé que mis hombros y mis brazos, fueron tratados con el complex termopigmentador, que les otorga ese tono de bronce natural, como si recién regresara del Caribe. Razón por la que no debía moverlos hasta pasadas las tres horas, para favorecer así la pigmentación progresiva, que sólo se logra con la inactividad de los miembros.

El calor se hacía insoportable dentro del auto. Pero estaba decidida a esperar lo que hiciera falta antes de arrancar. Porque la chica que embelleció mis pies, me puso un gel dermotensante, y debía evitar durante dos horas todo movimiento brusco, como caminar o conducir. Aunque lamentablemente, en ese preciso momento, recordé que los nucléolos del ADN de oxálida que me habían esparcido en los glúteos, no podían exponerse al contacto de ninguna prenda. Y de ser posible, debía permanecer boca abajo como mínimo por dos horas.

El Provital Manganeso de la mascarilla exfoliante, esparcido en codos, rodillas y talones comenzaba a exhalar un extraño aroma. Que mezclado con el olor a nuez moscada, de la emulsión dermoregeneradora aplicada en mi cuello, me rodeaba de una rara sensación de levedad parecida al éxtasis.

El sol seguía sofocante. El agua mineral se estaba terminando, y eché mano a una botella de agua saborizada que tenía en la guantera. Por suerte las palabras de mi cosmetóloga comenzaron a sonar en mi cabeza justo a tiempo, “nada de saborizantes ni edulcorantes, por lo menos hasta mañana”, porque el dermo-láser preventivo de las arrugas que tendré a los treinta años, no causa efecto cuando se consumen aditivos químicos. Por la misma razón, las dermocontracturas diurnas de la piel, aceleran las nocturnas, que son la mayor causa de envejecimiento progresivo.

Estaba dispuesta a seguir los pasos correctamente. Pero debía apurarme, aún tenía que ir a buscar el vestido.

Transitaba por esas duras cavilaciones, cuando el DHP microtensor cutáneo de la crema que me pusieron en las pantorrillas, comenzó a hacerse notar. Percibí su efecto tonificante, al tiempo que el colágeno dermogénico del aceite de foca, con que me habían masajeado las caderas, comenzaba a mojar mi falda. Y decidí volverme a casa, justo cuando los fenoles proactivos de la loción alisante del cabello, comenzaban a actuar.

Antes de salir de allí me sentí redensificada, restaurada, dermodescontracturada. Y percibí que la renovación celular de mi piel, había llegado al punto máximo. Que el agotamiento dermocelular de las profundas capas epiteliales, era atacado por las finas micropartículas de oro y plata de la emulsión que el salón importa de Alemania, y que reserva sólo para las clientas selectas.

Mientras regresaba tomé conciencia de que tenía que olvidarme de la Chocoterapia y la Vinoterapia, porque se ha comprobado, que los núcleos celulares de la piel menor de treinta años, responden mejor a la estimulación  de partículas HQ, sustancia propia de la dermis que aún no ha comenzado el proceso degenerativo severo. Asunto que tendré en cuenta recién a partir de los cuarenta y cinco años; porque las pieles maduras, al responder lentamente a los agentes exobióticos, a causa del retraso en el proceso de asimilación, tendrán que someterse en adelante, a la Musgoterapia, que consiste en cubrirse totalmente de musgo asiático, combinado con finos fermentos de melocotón, caléndula y avena transgénica.

Experimenté cierta tranquilidad en ese momento. Para los cuarenta y cinco falta mucho, y mis amigas ya me hablaron del Pro-dextrinol, poderosa fórmula con enzimas tensoras ultrasónicas, que estimulan la producción de células jóvenes, y activan las proteínas remodeladoras que otorgan firmeza, al tiempo que detecta la formación de futuras arrugas, neutralizando los agentes nocivos que atentan contra la arquitectura celular.

El termo-bio reparador, con proteínas vegetales hidrolizadas de los aceites naturales del bálsamo de nuez, chorreaba por mi pelo. Y en ese momento decidí no ir a la fiesta. No estoy segura de encontrarme en óptimas condiciones. Después de todo, si justo esta noche conozco al hombre de mi vida, sentiré que no hice lo necesario para agradarle. 

Beatriz Fernández Vila

RADIO: "ANA MARÍA"


Ana María, cuento de Beatriz Fernández Vila, en "Las Noches y los Cuentos" - Radio Splendid AM990 (Ciudad de Buenos Aires, República Argentina). Voz: Enrique Dimasi.

Programa emitido el día Sábado 6 de Febrero de 2016 


Integran "Las Noches y los Cuentos": 
Dora Sajevicas, Enrique Dimasi, Paulo San Martín, Isabel Pisano.

Sábados de 24 a 01 hs (hora argentina)