Afuera,
ella esperaba. Ansiosa como había estado en esos días. Desconfiada tal vez, por
haber caído en la telaraña del jugador. Adentro, los parroquianos indolentes,
se consumían en un truco manso.
Él
entró, y con él, el soplo violento que los despertó del letargo. Instalado en
la mesa, el naipe certero fue a parar a sus manos. En la primera vuelta lo dejó
pasar, una y otra vez, lo dejó pasar. Hasta que la sustancia de esos hombres
afloró plena y dispuesta a la partida.
Nadie
sabe decir qué fue lo que propuso, qué ponía en juego. Pero al fin ganó la
vuelta. Y se quedó adentro, en el espacio límbico, con la certeza de una noche
más ganada a la suerte.
Afuera, ella se conformaba con el trueque. El
perdedor la miró, y se dejó cubrir por el negro manto.
Beatriz Fernández Vila
*Publicado en el libro “Despiertos en la lluvia” (Avatares IX año IX),
compilación Marta Rosa Mutti (Editorial
Dunken, Noviembre 2011).
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