Ellos pasan frente a mi casa
con un juguete de
carne y huesos,
de puro huesos
diría.
Y lo hacen correr
o lo hacen trotar.
Y la panza gigante del carro
se arrastra por la
avenida.
No tienen más de
ocho años
y su juguete es el
mejor,
un autómata
como el que no
podrían alcanzar
ninguno de los
chicos que juegan con robots de luces y sirenas.
Este es caliente,
tiene hambre, y hay que darle de comer.
Se moja con la
lluvia y siente la misma sensación de desamparo
que sienten sus
dueños, mientras se inclinan bajo el sol inclemente
aunque el cansancio
les trepe las carnes
y no los dejen
respirar.
Pero ellos pasan
frente a mi casa jugando a ser hombres
Con un juguete de
mentira
conociendo la verdad.
Argentina, Marzo de 2002
Beatriz Fernández Vila
*Publicado en ASTERIÓN Letrario - Año VI - Julio 2012 -
Centro de Narrativa y Poesía Avatares, dirigido por Marta Mutti.
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