jueves, 18 de marzo de 2010

LLANURAS Y LABERINTOS


En el comienzo de su hora vió un llanura pálida. Una nube espesa derramaba su indolencia, y supo que había arribado al confín de los sueños.

La pregunta inicial se desgranaba todavía en los pliegues de la noche, y quiso despertar, porque ese sueño no le pertenecía.

“Los que buscan no conocerán” “los que indagan no sabrán”. Alguna vez conoció que verdad es: las múltiples caras de los sueños que soñó con otros “sólo verás una” dijo una voz. Y se cerraron ante él, todos los códices del mundo. Cada página abortaba su certeza. Cada aluvión de duda cercenaba su realidad. Y aunque la llanura estaba cerca, se perdió en su laberinto.

Los múltiples sueños de los otros que sueñan, de los otros que soñaron, y de los otros que soñarán, se desdoblaban en más incógnitas todavía.

Y antes de que lo rescataran de la “infamia”, abortaran sus preguntas y le dijeran en qué debía creer, volvió a saborear la certidumbre inquietante de la duda.

Beatriz Fernández Vila

1 comentario:

  1. Què bonita metàfora, "la certidumbre inquietante de la duda" es precioso!!enhorabuena y feliz 2012!Sara M.

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