Cómo vas a tapar mi alegría
con tu miedo pequeñito,
armado, artero y egoísta.
Cómo vas hacer
para fomentar este terror que no siento,
si esta marea que se derramó en las calles
derrumba tu discurso.
armado, artero y egoísta.
Cómo vas hacer
para fomentar este terror que no siento,
si esta marea que se derramó en las calles
derrumba tu discurso.
Los agravios
que preparaste para celebrar el fracaso
pesa más que una condena.
La gente como te gusta llamarla
salió a batir el parche y no las cacerolas.
Y revolvió un guiso apetitoso
en el caldero de la esperanza.
La gente, ese ente amorfo
del que te apoderás para endilgarle tus palabras.
La gente, que se volvió uno más uno,
te coreó un himno transpirado,
y agitó sus banderas,
a las que no alcanzaste con tu desaliento
Cómo vas a tapar mi alegría,
si soy yo quien la siente.
Cómo vas a sepultarla,
si son otros millones quienes me acompañan.
que preparaste para celebrar el fracaso
pesa más que una condena.
La gente como te gusta llamarla
salió a batir el parche y no las cacerolas.
Y revolvió un guiso apetitoso
en el caldero de la esperanza.
La gente, ese ente amorfo
del que te apoderás para endilgarle tus palabras.
La gente, que se volvió uno más uno,
te coreó un himno transpirado,
y agitó sus banderas,
a las que no alcanzaste con tu desaliento
Cómo vas a tapar mi alegría,
si soy yo quien la siente.
Cómo vas a sepultarla,
si son otros millones quienes me acompañan.
Qué aceitada tu máquina de desesperanzar,
militante de la rabia,
Pero qué bueno,
que la esperanza sea mía,
esté en mi corazón
y en ese, vos no mandes.
Beatriz Fernández Vila
*(Escrito el 5 de Junio de 2011).
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